El bastidor


El bastidor no es de una sola pieza, sino que está formado por el ensamble de distintos elementos para constituir el esqueleto de la hoja. Principalmente se distinguen cuatro piezas
• 2 largueros o  elementos que forman los costados verticales del conjunto.
• y 2 travesaños, que a su vez constituyen la cabeza y la base de aquel, sus lasos horizontales.
Normalmente, los dos largueros y el travesaño superior son de similar anchura, mientras que el travesaño inferior suele tener vez y media o el doble de aquella. Se advierte, sin embargo, la tendencia a unificar la medida y que las cuatro piezas fundamentales del bastidor sean iguales.
La sucesión de largueros y travesaños intercalados entre si y formando cuadro, constituyen la estructura portante del cristal. Cuando no existen piezas intermedias que subdividan, a su vez, el recuadro que es el bastidor, la lámina de vidrio será una sola. A este tipo de ventana se le conoce con el nombre de ventana de cristal enterizo.
Divisiones intermedias
El bastidor puede estar diseñado para contener o fijar dos o más laminas de cristal, de manera que ofrezca una subdivisión interior formando diverso recuadros de menor tamaño. En estos casos, la estructura incluye la incorporación de otras piezas secundarias intermedias que realizan las particiones. Estas piezas encargadas de cuadricular la hoja, por su pequeña sección pueden ser calificadas de listones; se disponen paralelas a los largueros y travesaños.
La división de la hoja en varios recuadros, que presta su peculiar fisonomía a las ventanas, tiene dos motivos: uno de ellos es de tipo estético, para contribuir a la particularización del modelo, en el intento de que su diseño sea personal y distinto. Y el otro, tiene un valor estrictamente practico: se apoya en el razonamiento de que cuanto más pequeños sean los cristales, más dificultades existirán para su rotura: y ello no solo por ser más reducida la superficie vulnerable, sino también porque el cuadriculado de madera realiza una función protectora la armadura, capaz de hacer más rígida y resistente la parte acristalada. Con la evidente ventaja de que, caso de producirse la fractura, más facilidad habrá para proceder a la reposición de la lamina dañada