Con independencia del sistema de accionamiento que adopten, las ventanas pueden agruparse según la forma o el número de hojas. De acuerdo con la primera, obtendremos la clasificación mas popularizada, que distingue tres variedades fundamentales:
• Cuadrangular, de medidas sensiblemente iguales en cuanto a su ancho y altura.
• Rectangulares verticales, más altas que anchas, casi la única solución que daba en las construcciones antiguas y, en todo caso, la forma que mas predomina.
• Rectangulares apaisadas u horizontales, en las que contrariamente a la anchura es mayor que la altura.
De los tres grupos ofrecemos una abundante colección de modelos en las láminas que siguen al texto.
Excepcionalmente puede darse otras formas, como la circular. La romboidal, la hexagonal, la octogonal, etc., pero constituyen minoría.
Otra clasificación a intentar es la fundada en el número de hojas que componen la ventana. Por lo general, hasta los 70 u 80 cm de ancho, las ventanas acostumbran a resolverse con una sola hoja, pero a partir de tales medidas suele recurrirse de una doble hoja, dando lugar a la ventana llamada doble, que puede al alcanzar los 160 cm de anchura. A partir de tal dimensión, si el hueco a cubrir es más grande, se reparte proporcionalmente en varias hojas cuyo ancho no supere los 75 cm. Lo normal es que el hueco se resuelva con un máximo de tres hojas, aunque no debe descartarse la posibilidad de que se necesite cuatro, cinco o más de ellas, pero son ya casos poco frecuentes.